sábado, 14 de abril de 2012

¿LA IGLESIA TIENE PRIVILEGIOS?

La Iglesia ni tiene privilegios en la sociedad de hoy (más bien, tiene muchos desprecios) ni los busca. Pudo haber épocas pasadas en las que sí tuviera privilegios, pero pienso que ella misma se ha ido dando cuenta de que constituían más un obstáculo que una ayuda para su misión y se ha ido purificando de ellos; como mínimo, conformándose sin problemas con el hecho cierto de que la mayoría de las sociedades actuales ya no se los toleran, y, quizás, con razón. Si en épocas pasadas hubo privilegios, habrá que saber el contexto histórico de qué y por qué sucedió, pues no parece adecuado juzgar el pasado con nuestra mentalidad presente; y, por otra parte, muchas veces han sido los mismos gobernantes o políticos quienes se los han concedido: en ocasiones, porque se consideraban cristianos, otras por razones estratégicas o de diversa índole… De modo que no sólo la Iglesia ha tenido, digamos, la “culpa” de esos honores, sino también los mismos políticos... En caso de quedar alguna reminiscencia de todo aquello, podemos calificarla como residual y se debe a que la historia tiene también su peso en el presente.
De todas formas, sigue habiendo personas que hoy consideran privilegios a cosas que no lo son. Por ceñirnos a la realidad nuestra más cercana, la de España, algunos califican como tal el dinero que la Iglesia obtiene del Estado a través de la casilla del IRPF voluntariamente marcada por algunos ciudadanos. No se trata de un dinero que el Estado dé porque sí, sino que éste se limita a canalizarlo, por varios motivos: 1º) Hay una voluntad libremente expresada por determinados ciudadanos que marcan la casilla. Otras religiones también han llegado a acuerdos similares con el Gobierno; 2º) La Iglesia, se quiera o no, ejerce a través de sus sacerdotes, misioneros y agentes de pastoral una aportación o labor social de alivio del sufrimiento, de consuelo, de orientación, de educación en valores por medio de sus catequesis… que cuesta dinero y que no debe exonerar al Estado; 3º) Si otros colectivos sociales como el cine, el deporte, los sindicatos… reciben dinero del Estado, ¿por qué no iba a recibirlo otra realidad social como es el hecho religioso y, en particular, el catolicismo?; 4º) España es un Estado aconfesional, sí, pero se limita a cumplir con el artículo 16.3 de la Constitución, que no desprecia las religiones, sino que, más al contrario, pide colaborar con ellas (y, en primer lugar, con la Iglesia católica).
Otro tanto se podría decir respecto al dinero público que reciben colegios o instituciones católicas, cuya aportación social compete compensar al Estado y le ahorra indirectamente miles de millones de euros anuales. Además, éste debe garantizar el derecho constitucional de los padres a elegir libremente la educación para sus hijos, incluida si es católica (hecho que justifica los conciertos y el pago a profesores de religión). ¿Qué más “privilegios” tiene la Iglesia? ¿Alguien lo puede decir?

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