jueves, 6 de septiembre de 2012

¿ES POSIBLE LA REVELACIÓN?

Algunos autores intelectuales han negado la posibilidad de la Revelación bajo el argumento de que no sería comprehensible por la limitada razón humana y que, incluso, iría contra ésta, contra su naturaleza, la cual, afirman, no puede llegar a captar por sí misma lo sobrenatural. Es una cuestión clásica en Teología. Pero, si Dios quiere revelar algo y ser entendido, lo hace de una manera comprensible para el hombre, esto es, con una pedagogía y un lenguaje adecuados: de hecho, por poner un ejemplo, hay muchos pasajes en la Biblia que emplean un lenguaje antropomórfico o humano para explicar una realidad referida a Dios. Recordemos, en este sentido, cuando se dice en el AT que Dios “se arrepintió” de haber creado al hombre (Gen 6, 6). Está claro que los designios de Dios no pueden ser equivocados y dar lugar a arrepentimiento, pues esto le haría ser un Dios imperfecto. Sin embargo, se emplea la analogía para hacer comprensible una realidad referida a Dios.
Por otra parte, el hecho de que lo sobrenatural contenga, en muchos casos, una parte de misterio incomprensible a la razón humana, no excluye que también contenga, de ordinario, una parte razonable, sobre la que se puede indagar o investigar. Una cosa es que el misterio exceda a la razón y otra cosa muy distinta que la razón no tenga nada que decir sobre el misterio; en efecto, todo misterio tiene algo de razonable y, por lo tanto, no es contrario a la razón y a la naturaleza de ésta. De otro modo, no sería posible la Teología, que se define clásicamente como “fe que busca entender” (fides quaerens intellectum), esto es, como disciplina que busca hacer comprensible al hombre la fe, el misterio, aunque bien sabemos que la razón no puede abarcarlo o agotarlo por completo.
A pesar de que muchas personas pretendan ignorarlo, hay en el hombre, inscrito en su corazón, una sed de Dios, que se manifiesta en la vida de muchos modos: a veces, como insatisfacción con las cosas de este mundo; en otras ocasiones, como deseo de felicidad plena, ansia de verdad, etc. “Nos has hecho para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descansa en ti” (San Agustín). Ante esa necesidad humana que Dios mismo ha puesto en el hombre, no resulta razonable pensar que Él haya pensado en dejarla insatisfecha. Es más coherente pensar que Dios ha hecho al hombre capax Dei, capaz de Dios. De lo contrario, podemos estar seguros de que el cristianismo entero constituye un absurdo, pues se apoya en la Palabra revelada de Dios. Pero más absurdo es pensar en un Creador y Emisor inteligente que no quiera receptor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario