jueves, 6 de septiembre de 2012

¿NO ES LA RELIGIÓN ALGO DEL PASADO?

Frecuentemente, oímos estas preguntas: ¿no podemos considerar la religión como un estadio pre-científico de la humanidad, algo propio del pasado y un producto de personas ignorantes, con poco sentido en nuestra época, dominada por el saber, por el avance de la Ciencia? A medida que disminuye la ignorancia, ¿no decrecen también el sentido y la utilidad de la religión?
La religión no puede considerarse como un “estadio pre-científico” de la humanidad, porque, como venimos diciendo estas semanas, el hecho cierto es que en todas las épocas (y también en la actual) la mayoría de los hombres han tenido y tienen alguna religión; muchos de esos hombres han sido y son profundamente cultos, para nada ignorantes, y algunos de ellos (como Galileo, Newton, Planck...) han sido y son científicos, además de creyentes. Por lo tanto, los hechos muestran que Ciencia y Religión no tienen por qué ser contrapuestos, sino que, en la práctica, están llamadas a sostenerse mutuamente y a apoyarse.
Hay, de hecho, un dicho que afirma que un poco de Ciencia aleja de Dios, pero un mucho de Ciencia hace retornar a Él. Al fin y al cabo, la Ciencia no hace sino descubrir leyes estables del Universo que revelan un orden sorprendente, maravilloso, difícil de atribuir al simple y ciego azar: en efecto, si todo fuera un caos absoluto, no tendríamos conocimiento científico. Además, éste satisface una parte de la curiosidad humana, al investigar cómo es y cómo funciona el mundo que nos rodea y al intervenir en él, pero no agota las profundas necesidades psicológicas y espirituales propias del hombre (ya sea culto o ignorante), entre ellas, la necesidad de responder a preguntas básicas, tales como: ¿hay algo después de la muerte?; la necesidad de una respuesta y un sentido ante el dolor o el sufrimiento, ante la injusticia; la sed de una felicidad completa, a veces, difícil de obtener sólo con cosas materiales..., etc.
En suma, la Ciencia solventa una curiosidad intelectual y es un camino que nos acerca al conocimiento de la verdad, pero cumple un papel parcial, incompleto, en la vida humana, porque el hombre, listo o menos listo, tiene otras necesidades aún más amplias. En definitiva, la religión nada tiene que ver con el mayor o menor conocimiento, con la mayor o menor ignorancia, con el mayor o menor progreso de la Ciencia; se relaciona, más bien, con la sed de felicidad, de seguridad, de sentido y de respuestas profundas que ha sido y es común a los hombres, más o menos cultos, de todos los tiempos, incluida nuestra época.

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