jueves, 6 de septiembre de 2012

¿QUÉ ES LA TEOLOGÍA?

La Teología es, como su propio nombre indica (del griego Théos –Dios- y lógos –estudio, tratado-) la disciplina que se encarga del estudio de Dios, de las cosas de Dios. Hay otra definición clásica de ella como “fe que busca comprender” (fides quaerens intellectum); es decir, se trata de una materia que intenta aplicar la razón para entender mejor la fe, para hacerla, en lo posible, más asequible a nuestras pobres luces naturales y humanas.
Por todo ello, la Teología es un servicio de inapreciable valor para todo el pueblo cristiano y una gran ayuda para el Magisterio de la Iglesia en el ahondamiento y exposición de la fe de siempre y de todos, esto es, la fe católica (universal), apostólica (que viene, entroncando con Jesucristo mismo, de los apóstoles) y romana (enseñada con autoridad vicaria, delegada por Jesús, por el Obispo de Roma, el Papa).
La Teología tiene una similitud y una diferencia con la Filosofía. En efecto, ambas tienen en común el uso de la razón para sus respectivas reflexiones, pero varía el punto de partida, es decir, se distinguen por una cuestión de método: mientras la Teología parte del dato de fe contenido en la Sagrada Escritura y la Tradición, la Filosofía parte de la razón misma, del dato natural (no del sobrenatural). Ahora bien, los teólogos medievales afirmaban que la Teología consiste en aplicar la Filosofía (la razón) a la fe, a los datos de fe. Por eso, en muchos tratados resulta complicado distinguir qué hay sólo de Filosofía o qué hay sólo de Teología, pues ambas se entremezclan. San Agustín, Santo Tomás… se estudian tanto en la Teología como en la Filosofía.
Saber, al menos, un poco de Teología es bueno, no sólo para los teólogos, sino también para todos los cristianos, que estamos llamados en cualquier circunstancia de nuestra vida a dar razón de nuestra esperanza (1Pe 3, 15). La Teología forma una cabeza cristiana, nos da argumentos y razones para creer. Es importante para nuestra formación, para dar una buena catequesis; para que, cuando alguien nos pregunte algo sobre la fe, aunque sea difícil, sepamos qué responder. En este sentido, ayuda mucho también la Filosofía, que sería como las cuatro patas en las que se apoya “la mesa” de la Teología. Filosofía y Teología se complementan, se apoyan mutuamente, igual que lo hacen la Razón y la Fe, pues ambas son, como dijo Juan Pablo II, “como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad” (Encíclica Fides et Ratio, nº 1). Así pues, apreciemos el valor de la Filosofía y de la Teología como apoyos de nuestra fe.

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