miércoles, 8 de febrero de 2012

¿EL SEXO ES MALO?

Según la Iglesia católica, el sexo es bueno (se trata de una realidad creada y querida por Dios), pero dentro de un orden y de unos cauces; es decir, dentro del matrimonio. Fuera de éste, siempre es pecado grave, mortal, por varias razones (en este artículo nos referimos al sexo entre un hombre y una mujer):
a)    Si es una sincera expresión mutua de amor, se trata de una expresión objetivamente falsa, en el sentido de que se expresa con ese gesto un amor de donación total (toda la intimidad, toda la persona…), cuando, en verdad, la pareja aún no se ha dado totalmente el uno al otro, porque los dos se reservan la posibilidad de volverse atrás en la relación. En el matrimonio, si las cosas se hacen “como Dios manda” (de lo contrario, podemos estar ante un matrimonio nulo), hay un COMPROMISO de ser el uno para el otro (en la salud, en la enfermedad…) todos los días de la vida “hasta que la muerte los separe”. Es un compromiso público, ante Dios y los hombres, que cambia socialmente a la pareja, pues ninguno de los dos está ya disponible para terceros, sino que, de algún modo, se consagra, en concreto, a la persona elegida con la que se casa.
Esto es lo que funda un hogar objetivamente estable, donde los posibles hijos sabrán que, en principio (por ese compromiso), deben tener padre y madre unidos de por vida. Hay una donación total, porque ya ninguno de los dos se reserva la posibilidad de volverse atrás (es “hasta que la muerte los separe”) y se dan totalmente a la otra persona (excluyendo a las demás, a terceros): “Prometo serte fiel, en la salud, en la enfermedad, todos los días de mi vida…”, etc.
b)    Si es un mero pasatiempos, una mera búsqueda de placer, estamos ante un egoísmo grave (aunque sea compartido), en el que fácilmente podemos utilizar al otro para nuestros fines, como objeto o cosa, en lugar de como sujeto, como persona (esto es lo más grave). Se nota en expresiones como “usar y tirar”, “la quería, pero para una noche” y otras de igual calibre que solemos utilizar. Jugar con el sexo es jugar con las personas que intervienen en él.
c)    Sea en un caso o en otro, si de esa relación surge (prevista o imprevistamente) un hijo, ese niño tiene derecho a nacer y crecer en un hogar estable, con un padre y madre unidos de por vida, que es el cimiento que pone el compromiso matrimonial, el cual acarrea unas obligaciones libremente asumidas por los dos, por la pareja. Esa estabilidad no existe mientras no se está casado, porque, sin compromiso, no hay ninguna obligación asumida de seguir con la relación. Uno siempre se puede volver atrás y “no pasa nada”. El grado de donación no es el mismo en el noviazgo que en el matrimonio. Y eso, para posibles hijos (previstos o imprevistos), es fundamental.

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