martes, 14 de febrero de 2012

¿ES MÁS PRÁCTICO CREER O NO CREER?

Es más práctico creer, porque:
1º) Si Dios existe, el que cree está en lo cierto y gana todo lo que Dios le tiene prometido, en caso de que sepa adecuar su conducta a su fe.
2º) Si Dios no existe, el que cree, al menos, habrá tenido mimbres para dar un sentido, una ilusión y una esperanza en esta vida (creer le habrá servido para algo). Como mínimo, el cristianismo le habrá proporcionado un alto ideal de vida que, aplicado a uno mismo, le debería llevar a luchar por superar los propios defectos, a ser mejor persona y a ser más generoso y feliz. Se habrá privado de algunas cosas, pero también los ateos tienen que hacerlo para conseguir determinados fines; y habrá disfrutado de los muchos placeres nobles que ofrece esta vida (una buena lectura, una buena película, una buena conversación, una buena comida, el amor, la amistad, un amanecer, un bello paisaje, el sexo dentro del matrimonio…). No se habrá dado a la esclavitud del libertinaje y, en la hora de la muerte, como mucho irá a la nada y no se enterará (aunque, por otra parte, ya sería triste que todo esto tan bien llevado acabase en nada).
En cambio, el que voluntariamente no cree:
1º) Si Dios existe, puede que lo tenga difícil para salvarse, pues quien rechaza a Dios se rechaza a sí mismo para la otra vida.
2º) Si Dios no existe, estará en lo cierto, pero habrá pasado por esta vida sin más pena ni gloria o quizá con más penas sin sentido que glorias. Se dedicará a sobrevivir en esta vida, “a ir tirando”. No tendrá grandes incentivos para la generosidad, para ser mejor, para luchar contra sus propios defectos. Es más fácil que lleve una vida “light” y, por lo tanto, más triste, menos feliz, con menos sentido.
Tenemos que caer en la cuenta de que esta vida es distinta con fe o sin ella. Y también lo será la otra. El que tiene fe, tiene esperanza y el que tiene esperanza tiene un motivo para la caridad, para amar, para luchar y sufrir (cuando es menester) en esta vida. El que tiene fe, espera en el Cielo y quien espera en el Cielo cree que no tiene que amarrar egoístamente todo el sorbo de placer de esta vida, pues después le queda una eternidad para disfrutar. Se puede dar más fácilmente a amar a los demás, a no pensar en el egoísmo de acaparar todo en esta vida, aun a costa de pisar a los otros.
En cambio, si no tengo fe, no hay esperanza, pero, si no hay esperanza, tengo que darme a la ansiedad de apurar hasta la última gota de placer que me ofrece este mundo, porque luego, cuando me muera, pienso que ya no podré disfrutar. Comamos y bebamos que mañana moriremos. Me puede dar igual pisar a otros con tal de amarrar todo lo que pueda para mí en esta vida. La falta de fe nos puede llevar fácilmente a la falta de caridad, porque nos falta la esperanza.
En suma, es mejor, mucho más práctico y útil, sin lugar a dudas, creer que no creer. Pensémoslo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario