miércoles, 8 de febrero de 2012

¿PUEDE LA CIENCIA DEMOSTRARLO TODO?

La ciencia puede demostrar muchas cosas, pero no puede demostrarlo todo, porque hay realidades que escapan a su ámbito de investigación, a su objeto propio. Por ejemplo, ¿qué puede decirnos la ciencia sobre algo tan etéreo y poco tangible como la libertad humana, la conciencia que remuerde o premia, la verdad, el bien o la belleza? No son temas propios de la ciencia y, sin embargo, sabemos que es verdad que existen.
¿Y acaso no existe también el pensamiento lógico, ése que a partir de A, pasando por B, nos puede llevar a C? Si yo digo que A es igual a B y que B es igual a C, entonces está clarísimo (y es una verdad muy grande) que A es también igual a C. Esto es una verdad que la concluye mi pensamiento, mi inteligencia, pero que no la puede demostrar la ciencia. Lo mismo pasa con los llamados “primeros principios”, sentencias indemostrables, pero verdaderas, de sentido común, como, por ejemplo: “una cosa y su contraria no pueden ser igualmente verdaderas, bajo el mismo aspecto” o “hay que hacer el bien y evitar el mal”. Se trata de cosas que la ciencia no ha demostrado, pero que son natural y racionalmente evidentes, verdaderas.
Queremos mostrar con esto que la ciencia es, ciertamente, un camino más (y muy valioso) que nos lleva a conocer la verdad, pero no el único. Y que, en cuanto actividad humana, tiene sus límites, no es todopoderosa, pues algunas cosas verdaderas (la libertad, la conciencia personal, la verdad, el bien, la belleza…) son realidades sobre las que no tiene nada que decir; escapan a su ámbito.
Del mismo modo, Dios, si existe, no puede ni podrá ser nunca objeto de estudio por la ciencia, porque hablamos de un ser más allá de cualquier realidad empírica. Dios no puede meterse en un tubo de ensayo ni ser medido por instrumentos de la técnica, lo mismo que la libertad, la verdad, el bien o la belleza. Dios es un ser metafísico, que está más allá de lo físico y de la Física. Sin embargo, podemos llegar a él por el pensamiento lógico, por el raciocinio, por la argumentación racional (por la filosofía y no por la ciencia). En este sentido, las 5 vías de Santo Tomás son, me parece, pruebas muy valiosas y verdaderas de la existencia de Dios.
Queremos desmontar con esto el axioma defendido por algunos: “sólo existe lo que la ciencia demuestra o puede demostrar”. En el siglo XV, la ciencia no podía demostrar la existencia de los rayos X o los infrarrojos y, sin embargo, ya entonces existían, aunque no hubieran sido descubiertos. Dios mismo puede existir, aunque no lo haya demostrado la ciencia. Quienes defienden que sólo la ciencia llega a la verdad o que sólo existe lo que ella demuestra lo hacen desde una postura personal no demostrada por la ciencia misma. La ciencia ha demostrado y puede demostrar muchas menos cosas de las que la gente cree. Lo dicen científicos de renombre. Pensar otra cosa es estar en un cientificismo radical que idolatra a la ciencia por encima de sus mismos logros y posibilidades. Tengamos cuidado con esto.

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